Todos sabemos que hay todo tipo de problemas de salud pública aquejando al mundo y muchos de ellos son ocasionados por la industria de alimentos; esta ha sido moldeada por diferentes factores, pero el principal es el comportamiento humano. Una de esas características humanas que impacta la industria es nuestra afinidad por los dulces, que a diferencia de otros alimentos, tiende a generar un consumo más recurrente; esto incentiva a la industria alimentaria a adicionar azúcares en todos sus productos buscando enganchar a los consumidores y creando como consecuencia un panorama poco saludable.
La industria alimentaria actual
Desde hace un par de décadas hemos venido escuchando cada vez más en los medios que la industria de alimentos está torcida; que los alimentos procesados no son saludables, que la “comida chatarra” se ha apoderado del gremio de los restaurantes, que los alimentos GMO (Genéticamente modificados) han inundado los mercados a pesar de que se ha comprobado que son nocivos para la salud, que cada vez es más difícil y costoso conseguir alimentos orgánicos y saludables, entre otros tantos problemas que plantea el estado de dicha industria.
Estas características que ha venido tomando la industria de alimentos ha traído como consecuencia problemas graves de salud pública a gran escala; sobrepeso, diabetes, problemas cardiovasculares y otras enfermedades ocasionadas por malos hábitos alimenticios están aumentando en casi todas las poblaciones del planeta.
Aunque son diversos factores económicos, sociales y políticos los que han llevado a esta industria a su estado presente; entender totalmente estas dinámicas es muy difícil, hay una característica humana que nos puede ayudar a entender un poco el origen de esta problemática y la quiero compartir.
Un poco de naturaleza humana
El cerebro tiene el “sistema de recompensa” que está detrás de todo lo que percibimos como agradable o placentero, cuyo objetivo principal es incentivar comportamientos que ayuden a nuestra supervivencia y cuando este sistema se activa, libera una sustancia llamada dopamina, que es la que genera esa sensación de bienestar.
Cuando nosotros comemos algo saludable, rico, nutritivo, balanceado, el cerebro activa el sistema de recompensa y libera una alta cantidad de dopamina, haciendo que nos sintamos bien, que disfrutemos el alimento, recompensándonos. Pero cuando comemos el mismo plato todos los días la dosis de dopamina que libera el cerebro va disminuyendo con cada repetición, haciéndonos sentir cada vez más y más indiferentes ante dicho alimento.
Todos hemos sentido que cuando comemos siempre lo mismo nos cansamos, es un mecanismo natural del cerebro para incentivarnos a comer alimentos variados, buscando que consumamos todos los diferentes nutrientes que necesita nuestro cuerpo (proteína, grasa, sodio, potasio, calcio, magnesio, zinc, fósforo, vitamina a, b, c, d, e, etc); pero no sucede lo mismo con los carbohidratos, con ellos el cerebro se comporta de una forma especial.
Como los azúcares son un recurso vital y en el pasado eran escasos, nuestro cerebro se adaptó e intenta incentivarnos a consumirlos en grandes cantidades para almacenar la energía que estos alimentos representan (ver más).
Cuando comemos alimentos ricos en dulce, el cerebro también libera dopamina, pero a diferencia de otros alimentos, cuando consumimos los mismos alimentos azucarados día tras día, la dosis de dopamina liberada por el cerebro no disminuye, se mantiene, o sea, no nos cansamos de comerlo.
Por eso, no nos cansamos de comer cereales, chocolates ni salsas, de la misma forma que nos cansamos de la papa, el arroz o el huevo.
(Para más detalle sobre la reacción de nuestro cerebro ante el azúcar mira este video)
¿Qué tiene que ver esto conmigo?
Está bien, nuestro cuerpo se siente atraído hacia el dulce y no se cansa de consumirlo, pero, ¿por qué es importante esto?.
Resulta que estas dos características, que hacen que nos sintamos inclinados hacia el dulce y que no nos cansemos de consumirlos; representan una fuerza influenciadora grande para la industria de alimentos.
Por un lado, la incentivan a incluir altas dosis de azúcares en todos sus productos, para que la gente los busque y para que no se cansen de consumirlos. Por el otro, plantean un reto difícil para la creación de productos saludables, porque no son tan llamativos (o sea difíciles de vender) y porque no pueden ser productos de consumo diario (el consumidor se cansaría de ellos).
Estos comportamientos humanos, al surgir de nuestra propia biología, se encuentran en casi todas las personas, hoy y a través de la historia; esto los ha convertido en factores moldeadores de la industria alimentaria, ha influido en el: qué se produce, qué se vende, qué es fácil de encontrar, qué es costoso y qué no. Esta, al parecer “insignificante” dinámica, modifica el mundo en el que vives, lo caracteriza; por eso es importante que la entiendas.
¿Qué podemos concluir?
Entender la historia de nuestra relación con el azúcar nos ayuda a entender por qué la industria de alimentos es como es.
Es importante que entendamos que el objetivo principal del mercado es vender, no cuidarnos; hoy los supermercados son lugares donde se vende una gran variedad de productos, pero casi todos con un alto contenido de azúcar y en general, la oferta estándar de canasta familiar no es muy saludable.
Entendamos que si queremos cuidarnos nos toca a nosotros, ese es nuestro interés, no el de la industria. Debemos aceptar y asumir la responsabilidad de elegir conscientemente lo que consumimos y lo que no, no debemos hacerle caso ciego a todo lo que nos ofrecen; debemos entender que para poder mantener nuestra dieta balanceada debemos desviarnos un poco de lo que la sociedad y la publicidad nos dice que debemos consumir, aunque sea un poco más difícil de encontrar, aunque sea un poco más difícil de preparar, aunque sea un poco más costoso.
TL;DR (Too Long; Didn’t Read)
Para nadie es un secreto que hay problemas de salud pública grandes y que muchos de ellos son ocasionados por malos hábitos alimenticios, uno de los factores que más influye y moldea la industria de alimentos es nuestro comportamiento. La especie humana desarrolló a través de su historia evolutiva una inclinación hacia los alimentos dulces (los buscamos y no nos cansamos de consumirlos), porque el azúcar solía ser escaso en el mundo en el que vivieron nuestros antepasados.
Esta inclinación innata hacia el dulce incentiva a la industria de alimentos a introducir azúcares en sus productos y desincentiva la oferta de productos más saludables; por eso, casi todos los productos que encontramos en un supermercado tienen de una u otra forma carbohidratos. Porque ellos lo que buscan, es que consumamos… es vender.
Si queremos cuidar nuestra salud, no podemos hacer caso a todo lo que nos dice el mercado, no podemos simplemente dejarnos llevar, debemos ser más conscientes en la elección de nuestra dieta.