Nuestro cuerpo es una máquina maravillosa, pero su capacidad física y mental es limitada; si le exigimos más de lo que puede dar podemos llegar a lastimarlo. Por esto, la evolución puso sistemas preventivos en nuestro cuerpo para evitar que le causemos daño nosotros mismos.
Cuando le exigimos a nuestro cuerpo, éste nos dice por medio de síntomas físicos y mentales que llegó a su límite, mucho antes de realmente hacerlo. Aunque, estos sistemas nos mantienen a salvo, también hacen que nuestro desempeño se mantenga muy por debajo de su verdadero potencial; pero el potencial sigue ahí, somos capaces de dar mucho más de lo que pensamos y sentimos que podemos dar. Por eso, si queremos desarrollar todo nuestro potencial físico y mental, debemos atravesar los límites que nuestra mente nos sugiere, ignorar sus señales y adentrarnos en la zona de dolor e incomodidad.
¿De dónde vienen estas dinámicas?
Nuestra especie es genial, ganamos la carrera evolutiva en la tierra. Tenemos un cuerpo complejo y versátil, nuestra mente y un conjunto de órganos, sistemas y dinámicas; nos dieron una capacidad excepcional para movernos y adaptarnos, para percibir nuestro entorno, interpretarlo, imaginar cambios y transformarlo; características que nos dieron la ventaja y nos convirtieron en la especie alfa, ubicó al humano en el tope de la cadena alimenticia.
Sin embargo, nuestro cuerpo tiene sus límites físicos, que cuando se sobrepasan, pueden apagarse sistemas, pueden causar daños o incluso, matarnos. Por ejemplo, si tienes a tu cerebro trabajando de forma continua, sin descanso, por muchas horas o días, vas a llegar al punto donde él simplemente se va a “apagar” y caerás dormido, incluso en contra de tu voluntad; si haces un esfuerzo físico que sobrepase las limitaciones de tus músculos, articulaciones, tendones o huesos, puedes generar una fractura, un esguince, una ruptura de tendón o dislocarse una articulación; si de pronto estás buceando y sostienes tu respiración por un tiempo demasiado largo, puedes desmayarte y morir ahogado (un accidente común entre buzos); esto, sólo por mencionar algunos ejemplos de nuestros límites y las consecuencias de sobrepasarlos.
En el camino histórico de nuestra especie; la evolución, para protegernos y evitar que nosotros mismos nos hiciéramos daño, puso sistemas en nuestro cuerpo y mente, que cuando le estamos exigiendo a nuestro cuerpo, intentan detenernos antes de llegar al límite de nuestras capacidades.
Las sensaciones de dolor, incomodidad y cansancio hacen parte de estos mecanismos; así como esos pensamientos que te inundan cada que intentas sobrepasar tus límites; en esos momentos nuestra mente nos dice: ¿por qué estás haciendo esto que te causa dolor?… ¿Si vale la pena?; o intenta buscar excusas y motivos para justificar por qué es aceptable o incluso sabio detenernos; o incluso puede llegar a usar nuestros problemas de autoestima para hacernos desistir; esto por mencionar sólo algunas de las formas en la que nuestra mente intenta limitarnos. El asunto es que estas mecánicas son complejas, altamente efectivas y nos atacan desde muchos flancos.
Se puede decir que estos sistemas cumplen su objetivo y efectivamente logran evitar que nos lastimemos, el problema es que estas mecánicas se activan mucho antes de alcanzar nuestro límite real, más o menos al llegar a un 40% de nuestra verdadera capacidad.
La regla del 40%
La idea de “la regla del 40%” fue propuesto inicialmente por David Goggins (un ex-militar norteamericano comúnmente conocido como la persona más “dura” del mundo) en su libro “CAN’T HURT ME” y luego popularizada por Jesse Itzler en su libro “Living with a Seal”.
La regla del 40% básicamente dice que cuando estás haciendo alguna actividad demandante y llegas a ese punto donde tu cuerpo y mente se sienten cansados, cuando sientes que ya no puedes más y tienes ganas de rendirte; realmente solo estás llegando al 40% de lo que realmente eres capaz de lograr.
Piénsalo como el sistema limitador de velocidad que traen algunos carros, cuyo propósito es evitar daños y accidentes. De la misma forma nosotros, tenemos un sistema limitador de esfuerzo, que busca mantener el nivel de exigencia del cuerpo en un rango suave, cómodo y seguro.
¿Es real la regla del 40%?
Es normal cuestionar las ideas nuevas antes de asimilarlas, pero en la regla del 40% (aunque es un concepto relativamente nuevo) puedes confiar. Hay muchas historias como la de David y la de Jesse, que muestran este principio en acción; y aunque aún no hay estudios enfocados en demostrar este principio específicamente, si hay algunos que demuestran que el humano es capaz de sobrepasar significativamente lo que percibe como sus límites al creer en sí mismo. Por ejemplo, el caso del estudio que demostró que el desempeño físico de las personas puede incrementar significativamente, utilizando el efecto placebo, haciendo creer a los participantes que les habían dado unas pastas que iban a aumentar su capacidad física (puedes ver el estudio aquí).
¿Por qué nos debemos preocupar por la regla del 40%?
La mayoría de las personas viven toda su vida explotando solo el 40% de sus capacidades, porque cada vez que su mente les dice que ya no más, que duele, que es incómodo, ellos simplemente le hacen caso y se detienen.
La realidad es que tenemos un potencial impresionante, somos capaces de lograr cosas maravillosas que sobrepasan nuestros más ambiciosos sueños; nuestro cuerpo y nuestra mente tienen esa capacidad.
Es triste ver que se desperdicie tanto potencial, tantas grandes vidas que pudieron haber iluminado este mundo pero nunca lo hicieron, tantos grandes logros que pudieron haber hecho avanzar la humanidad pero que nunca se llevaron a cabo.
Debemos recordar que cuando seamos mayores y se estén acabando nuestros días, vamos a arrepentirnos más por las cosas que no hicimos que por las cosas que hicimos; los proyectos que queríamos realizar, pero nunca tuvimos el tiempo para iniciar; las aventuras nos llamaban la atención, pero que por miedo nunca hicimos; las personas que quisimos conocer, pero que nunca nos atrevimos a saludar; básicamente, lo que más nos va a doler es la idea de la persona que pudimos ser pero no fuimos.
¿Por qué preocuparnos por desarrollar nuestro potencial?
Recuerda que hasta donde sabemos, la vida es una sola, es un milagro (incluso sin verlo desde el punto de vista religioso) y hay que aprovecharla. Porque es única y preciosa, es que debes tratar de dar todo lo que puedes dar, tratar de dejarlo todo en la cancha.
El objetivo es que cuando el día de tu muerte llegue, puedas mirar hacia atrás a tu vida y sentirte orgulloso(a) de la forma en que utilizaste tu tiempo en la tierra, de la forma en que gastaste esta oportunidad tan única y especial que te dio Dios, el universo o el azar (según como lo quieras llamar).
¿Cómo se vence la regla del 40%?
La regla del 40% es un límite creado por tu mente, y aunque sí es posible de sobrepasar, no es fácil hacerlo.
Tu mente tiene la ventaja táctica sobre tí, ella conoce toda tu historia, sabe qué te gusta y qué no, también, cuáles son tus miedos, inseguridades y debilidades. Estas son las herramientas que ella va a usar cada que quiera detenerte; te va a decir que no lo vas a lograr, que los demás te van a juzgar, que vas a quedar en ridículo; va a cuestionarte diciendo ¿quién te crees para aspirar a tanto?, ¿qué es lo que te hace tan especial?; te va recordar que ya lo intentaste en el pasado y fracasaste, entonces, ¿para qué volver a intentar?; o te intentará convencer de que ya hiciste suficiente trabajo por hoy y que mereces un descanso; tu mente utilizará todas las herramientas y argumentos que tiene a disposición para asegurarse de que tu no sobrepases ese límite de la comodidad y el confort.
La única forma de sobrepasar tus límites y vencer la regla del 40% es creando una actitud adecuada y desarrollando fuerza mental.
¿Cómo desarrollamos fuerza mental?
El cerebro es como un músculo que hay que entrenar para fortalecer, aunque en un principio haya procesos mentales difíciles e incómodos, con esfuerzo y repeticiones podemos entrenar nuestro cerebro para que se fortalezca y sea más eficiente a la hora de realizarlo.
Para desarrollar la fuerza mental necesaria para explotar todo nuestro potencial, hay ciertas prácticas que debemos seguir.
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Elimina las ideas que te limitan
Lo puedes hacer reemplazando conscientemente la frase “este es mi límite” o “ya no puedo más” con una afirmación positiva como “yo si puedo” o “yo soy más fuerte que esto”. De esta forma, con las repeticiones irás enseñando a tu cerebro a creer en tus capacidades.
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Sal de tu zona de confort
La única forma de lograr sentirte cómodo en situaciones incómodas, es exponiéndote a este tipo de situaciones; hacer lo que no nos gusta es maluco, pero si uno no enfrenta los miedos, ellos tienden a crecer, a ser cada vez más paralizantes y más difíciles de vencer.
Ubícate intencionalmente en situaciones que no te gusten, haz algo que te dé miedo; algo que te dé pereza; algo nuevo; algo con lo que no te sientas cómodo; y demuéstrale así a tu mente que el sentirse incómodo no es tan malo, que por el contrario, te ayuda a crecer.
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Define un propósito importante
Cuando las cosas se ponen incómodas y difíciles tu mente te va a poner a dudar, te va a atacar con todo tipo de ideas y preguntas dirigidas a hacerte renunciar. La mejor forma de defenderse ante este ataque es mantener claro y presente por qué lo estás haciendo y por qué es importante.
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Cultiva la disciplina
La motivación viene y va, un día puedes sentirte con ganas de perseguir tus objetivos y lleno de energía, pero al día siguiente puede que no. Por eso, si realmente quieres lograr tus objetivos debes desarrollar disciplina. Sin importar si quieres hacerlo o no, haz lo que debes hacer.
Una buena herramienta para mantenerse disciplinado son los hábitos, son procesos repetitivos que tienden a volverse sencillos y semi-automáticos. Crea hábitos que te ayuden a lograr tus objetivos.
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No te rindas
La vida no es un cuento de hadas, esa es la realidad; en la búsqueda de tus objetivos vas a encontrar todo tipo obstáculos, dificultades y con frecuencia, vas a fracasar; es un hecho, entiendelo, acéptalo y comprende que lo importante no es no fallar, sino no rendirse.
Mira los fracasos como una oportunidad para aprender y una invitación a volver a intentarlo con más fuerza y sabiduría. No te detengas hasta que logres tus objetivos, al fin y al cabo, si cada vez que te caes, vuelves a pararte y continuas, el único resultado posible es llegar a la meta.
¿Qué podemos concluir de la regla del 40%?
Si sólo vives en tu zona de confort, esa zona cómoda donde te tratas de alejar de todas las situaciones incómodas y dolorosas; vas a desperdiciar el 60% de tu verdadero potencial. Tu puedes lograr mucho más de lo que piensas, pero para lograrlo debes aventurarte a caminar por la zona de la incomodidad y el dolor.
Cree en tus capacidades, fija tu propósito, sé disciplinado y perseverante; sólo así, vas a lograr sacar el máximo provecho a tu paso por este planeta y dejarle a la humanidad todos los regalos que tienes para darle.
TL;DR (Too Long; Didn’t Read)
Nuestro cuerpo es una obra de arte maravillosa, pero tiene sus límites físicos; para asegurarse de que no los sobrepasemos, la evolución puso en nosotros limites mentales que nos incitan a detenernos mucho antes de acercarnos a ellos.
Cuando tu mente dice que ya no puede más, realmente estas apenas llegando al 40% de tu verdadera capacidad. Si no quieres desperdiciar el restante 60% de tu potencial, debes aventurarte y caminar por la zona de la incomodidad y el dolor. Para hacerlo, necesitarás fuerza mental; cree en tus capacidades, fija un propósito valioso, sé disciplinado y perseverante; sólo así lograrás aprovechar tus capacidades al máximo.
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